Slow Sex: el arte de disfrutar sin prisa
· Escrito por Mi CirueloCompartir
En un mundo que vive acelerado, el placer también parece tener prisa. Todo se mide en minutos, en resultados, en rendimiento. Pero el cuerpo no entiende de relojes. El slow sex, o sexo lento, nace precisamente como una forma de recuperar la calma, el contacto y la presencia. No busca la cantidad, sino la calidad de las sensaciones. Es un recordatorio de que el verdadero placer ocurre cuando se vive con conciencia.
Qué es realmente el slow sex
El término “slow sex” no se trata de un ritmo concreto ni de una técnica. Es una actitud. Una invitación a disfrutar del bienestar íntimo de manera más consciente y emocional. Implica bajar el ritmo, soltar las expectativas y reconectar con las sensaciones, ya sea a solas o en pareja.
En el slow sex no importa el objetivo final, sino la experiencia. Se trata de explorar el cuerpo sin prisa, sin buscar el clímax inmediato, dejando que el placer crezca poco a poco. Es más una danza que una carrera.
De dónde viene el movimiento slow sex
El concepto surge como parte del movimiento slow living, una filosofía que promueve una vida más pausada, atenta y plena. Igual que comemos despacio para saborear o meditamos para estar presentes, el slow sex propone redescubrir la intimidad como un espacio de calma, conexión y descubrimiento.
Autoras como Diana Richardson —considerada una de las referentes del slow sex moderno— explican que esta práctica ayuda a reducir la ansiedad, aumentar la sensibilidad y fortalecer los vínculos afectivos. En su libro Tantric Sex for Men and Women, Richardson defiende que “cuando la mente se calma, el cuerpo se abre”.
Beneficios del slow sex
El slow sex no es solo una tendencia: es una herramienta de bienestar integral.
Entre sus beneficios más destacados:
- Mayor conexión emocional: se fortalece la intimidad y la empatía entre parejas.
- Reducción del estrés: al eliminar la presión del rendimiento, el cuerpo se relaja y responde mejor.
- Placer más profundo y duradero: al no enfocarse en la rapidez, las sensaciones se intensifican.
- Autoconocimiento: invita a escuchar el cuerpo, a entender sus tiempos, deseos y límites.
Y, sobre todo, el slow sex devuelve algo que muchas veces se pierde: el disfrute real del momento presente.

Cómo practicar el slow sex
El slow sex no requiere técnicas complicadas ni accesorios. Solo atención y presencia.
Algunas pautas para comenzar:
1. Crea el ambiente
Apaga las pantallas, enciende una luz cálida, pon música suave. La intimidad necesita espacio para respirar.
2. Olvida el reloj
El tiempo deja de importar. No hay metas ni cronómetros. Simplemente disfruta de lo que estás sintiendo.
3. Conecta con tu cuerpo (y con el de tu pareja)
Acaricia, observa, respira. El contacto visual, la respiración compartida o incluso la pausa son formas de comunicación.
4. Integra los sentidos
El tacto, el olor, los sonidos y las texturas son tus aliados. Aceites de masaje, aromas o juguetes suaves pueden ayudarte a explorar nuevas sensaciones.
5. Acepta y escucha
Cada cuerpo tiene su ritmo. Si no hay prisa, todo se vuelve más auténtico. El placer se convierte en una experiencia emocional, no solo física.
Slow sex y bienestar íntimo
En Mi Ciruelo creemos que el bienestar íntimo forma parte del equilibrio personal.
El slow sex es una invitación a reconectar con uno mismo y con la pareja desde un lugar de ternura, respeto y curiosidad.
No se trata de hacer más, sino de sentir más.
De aprender a disfrutar con los cinco sentidos.
De volver a lo básico: el contacto, la piel, la respiración.
Pequeños rituales para practicar el slow sex
- Usa aceites de masaje con aromas cálidos o relajantes.
- Experimenta con luces suaves o velas.
- Dedica tiempo a hablar antes y después: el slow sex no termina con el acto, continúa en la conversación y la complicidad.
- Introduce productos que acompañen sin ser protagonistas: lubricantes naturales, masajeadores suaves o anillos para parejas.
El slow sex es, al fin y al cabo, un viaje de exploración compartida.
Más allá del deseo: el arte de estar presente
El slow sex no busca la perfección, busca la conexión.
No pretende sustituir el deseo espontáneo, sino hacerlo más consciente.
Porque el placer no siempre vive en la intensidad, a veces habita en la calma.
Y cuando aprendes a saborearlo, cada instante puede convertirse en un acto de amor y presencia.
El slow sex no es una moda, es una forma de entender el bienestar íntimo desde la calma y la conexión.
A solas o en pareja, es una oportunidad para redescubrir el cuerpo y el placer con una mirada más amable, lenta y real.
En Mi Ciruelo te acompañamos en ese camino, con productos, inspiración y consejos para disfrutar de ti y de tu cuerpo sin tabúes, sin prisa y con mucho amor propio.